Recuerdos desde Fukushima

Drama, lento y algo efectista, sobre la amistad entre dos mujeres en el contexto de la catástrofe de Fukushima.

La veterana guionista y directora alemana Doris Dörrie rinde con esta película un sentido homenaje a las víctimas del desastre de Fukushima y, de paso, vuelve a alabar la enriquecedora combinación de las culturas alemana y japonesa.

El planteamiento, tanto en fondo como en forma, constituye en sí un homenaje también a la considerada ópera prima de Alan Resnais, Hiroshima mon amour. Rodada en blanco y negro y con un montaje discordante con reminiscencias epidérmicas de Nouvelle Vague, Dörrie narra una historia intimista y humana en el centro de una sociedad marcada por la radioactividad. Sin embargo, como en su predecesora, las verdaderas y profundas heridas de ambas mujeres no tienen raíz nuclear sino que son zarpazos que la vida les dio en el pasado. Este encuentro disfuncional en edad, formación y mentalidad hará que resurjan, duelan y, en la medida de lo posible, se curen.

Recuerdos desde Fukushima llama la atención debido a lo dispar de la pareja protagonista, la empatía hacia los que perdieron todo en la catástrofe y la siempre cautivadora cultura nipona. Todo ello tira del guion hacia su resolución aunque, en el camino (de hecho desde los primeros planos), saltan incursiones efectistas de dudoso significado y nuevos papeles que distorsionan más de lo que enriquecen.

La historia central, la de redención por la amistad, avanza a golpes poco sutiles, con flash-backs redundantes y frases casi de calendario, bellas pero algo impostadas en su formulación verbal. Sorprende que Doris Dörrie no las haya plasmado con la fuerza y la potencia visual de la imágenes que, por lo visto en el resto de la película, es perfectamente capaz de filmar.

Firma: Esther Rodríguez