
Stéphane Demoustier dirige un film correcto y doloroso con una buena realización, pero con falta de profundidad en el contexto y los personajes. La historia que se narra es descorazonadora y aboca al pesimismo.
Stéphane Demoustier dirige un film correcto y doloroso con una buena realización, pero con falta de profundidad en el contexto y los personajes. La historia que se narra es descorazonadora y aboca al pesimismo.
Disparatada comedia de terror ligero. Solo para aquellos que no busquen ninguna explicación coherente ni profundidad en la trama.
El relato sobre los orígenes de un joven contaba con recursos suficientes para poder destacar el trabajo de la directora pero, lamentablemente, los desperdicia y llega a un resultado pedante y desequilibrado.
Azuelos apuesta por un retrato cómico, pero agridulce, de la vida de no pocas mujeres en la actualidad. Maternidad, educación, nido vacío y otros aspectos se mezclan con ligereza, pero descubriendo también carencias.
Una serie despiadada que, aunque bien narrada, contiene un enfermizo guion.
La historia resulta poco interesante, pero la mansión y los escenarios que la envuelven le aportan cierto encanto. Otro film de terror que se queda a las puertas del género y no es capaz de agradar a la audiencia más fiel.
Dos tiburones de las finanzas se enfrentan en el complejo y lucrativo negocio de dominar el mundo. Un drama intenso por el que vale la pena dejarse atrapar.
Con un dúo protagonista de altura y a partir de una vivencia personal, la cineasta noruega ofrece un film sincero que invita a la reflexión. Su rémora son unos diálogos excesivos y poco cinematográficos.
Un reparto veterano da vida a varios personajes que reaccionaron ante la dictadura militar de Uruguay de modos diversos. Con una factura técnica irreprochable, la cinta retrata una situación dura con un exceso de melodrama.
Ácida comedia de humor negro que retrata una historia de absurdos protagonizados por extremados y excelentes personajes.