Al final del túnel. Bakerantza

La concurrencia tanto de víctimas como de implicados hace de este documental algo extraordinario. No hay etiquetas, nadie sale rotulado, sólo escuchamos la experiencia de personas que han vivido el conflicto vasco desde posiciones antagónicas, pero que coinciden en un punto: se acabó.

Ninguno olvida el dolor ni la muerte y, precisamente, por eso los protagonistas entregan sus vivencias a la cámara en un gesto que es una declaración de intenciones, una apuesta por la paz, la convivencia y la reconstrucción de toda una sociedad castigada por el terrorismo.

La película escuece y, seguramente, se estrenará en salas poco y mal por dar voz también a aquellos que empuñaron las armas. Pero no hay que engañarse, como documento es excepcional, útil y esclarecedor. Esta luz al final del túnel es esperanza pura. Algo que los políticos ahogan con sus ansias electoralistas y que, en ocasiones, solo el arte y sus espectadores pueden rescatar.

Firma: Anna Puigarnau