A land imagined

Siew Hua Yeo mezcla varios géneros para dar visibilidad a esos trabajadores explotados que hoy en día pasan desapercibidos, en concreto a los inmigrantes de Singapur, que prácticamente no tienen ninguna opción para salir de la esclavitud. La cinta fluctúa entre el thriller, el drama social y la investigación policial, denunciando los abusos del trabajo moderno.

El film da gran importancia a lo onírico: los saltos en el espacio y tiempo no son simplemente flashbacks, sino que hay un juego de realidades paralelas. El ambiente nocturno, las luces de salón recreativo y la estética futurista ocupan gran parte del metraje, hipnotizando al espectador, que puede llegar a perder el hilo de lo que sucede.

No obstante, este cuidado de los detalles visuales –así como también la representación precisa de la realidad laboral en Singapur– roba protagonismo al guion y a los personajes, haciendo que la historia pierda coherencia. Wang encarna al prototipo de obrero chino casi invisible, sin poder dormir y sin una alternativa mejor a la que aferrarse. Pero el director no llega a profundizar demasiado en él, más allá de plantear si alguien se daría cuenta de su desaparición y lo buscaría.

Para los amantes de las extravagancias y las atmósferas sugerentes, A land imagined es una propuesta altamente satisfactoria. Sin embargo, para cualquier otro público –especialmente el más habituado a títulos comerciales– puede resultar una película extraña y surrealista, pues parece que lo de menos es entender qué están viviendo los personajes o quién hay detrás de las identidades virtuales que aparecen.

Firma: Patricia Amat