Animales sin collar

Jota Linares estrena su primer largometraje, tras una carrera interesante y exitosa en el mundo del cortometraje. Con cierto regusto al también andaluz Alberto Rodríguez, Linares se embarca en un tildado thriller político que, en realidad, se acerca más a un drama con suspense.

En la línea de Rodríguez, Linares también saca partido, como él mismo ha declarado, al espacio geográfico para alimentar la historia y caracterizar el conflicto y sus personajes. Con eso logra un toque de autenticidad, necesario para hacer sostenible la parábola política que plantea, y un lirismo decadente y eficaz en lo narrativo.

En este sentido, la película está muy ajustada y deja a los actores libertad para trabajar sin espasmos sus roles, tan marcados por heridas del pasado. Al mismo tiempo, el guión consigue una finura en sus réplicas bastante encomiable, a pesar de que se escapan algunos momentos donde la metáfora está algo forzada o no resulta tan creíble al ponerle voz y contexto.

Sin duda, Jota Linares pone esfuerzo para cocinar una tensión de esas que llamamos “entre la espada y la pared”. Sin embargo, el equilibrio no se consigue del todo; y hay situaciones que no se perciben como ultimátums y giros que suceden muy rápido. En especial, esto pasa en el final, y es una lástima pues el espectador que ha empatizado con la sutileza de la escritura sobre el papel de la mujer se siente algo decepcionado por la prisa y la falta de remate.

Firma: Lourdes Domingo