Black Friday

Black Friday comienza ambientándose, tal y como el título indica, durante la previa a este día de compras compulsivas o, atendiendo a su título en inglés (Thanksgiving, día de Acción de Gracias), en el transcurso de esta celebración “americana”. Una escena inicial que muestra toda una crítica explícita y brutal contra el consumismo y el sistema capitalista, convierte una avalancha de gente en una tragedia con múltiples muertes. Un año después, da arranque la persecución del asesino enmascarado con la cara del primer gobernador de Plymouth, John Carver, a modo de venganza por lo ocurrido. Aun así, en ese preámbulo ya se ha sembrado toda la trivialidad con la que se desarrollará el film.

Aunque se presenta como una película de terror, dentro del subgénero del slasher, tan solo los sustos puntuales y los subrayados musicales la acercan a este género (a parte de la sangría perpetrada). Por lo demás, parece una comedia morbosa –y vulgar– que disfruta con las matanzas y haciendo hincapié en los detalles escabrosos –planos detalle de hachazos, despellejamientos, desmembramientos, trinchados, etc.–. De tan surrealista y ridícula que consigue ser, puede llegar a suscitar alguna risa incrédula, pero no deja de estar frivolizando la violencia. Asimismo, la cinta no cuenta con grandes elementos destacables y argumentalmente se alarga hasta convertirse en una historia súper previsible. Quizás nunca fue su intención el misterio y el suspense, y el director solo quería hacer un despliegue cinematográfico de carnicería y lluvias escarlatas al “estilo Tarantino”, pero, obviamente, sin la gracia ni el manejo de este.

Firma: Yoel González