Crónica de un amor efímero

Al comienzo de la cinta, se nos presenta a Simon y Charlotte en su primer encuentro, tras decidir quedar para tomar algo. Ahí descubrimos, en una primera conversación, que él es un hombre casado y con hijos. Sin embargo, en ningún momento aparecen la mujer y los hijos, únicamente se mencionan. El hecho de no verlos físicamente ni en ninguna fotografía genera una despersonalización hacia su familia. Con ello, el director intenta que veamos con buenos ojos la infidelidad del marido con su amante para que empaticemos con una relación aparentemente bonita, fácil y divertida.

El guion, pese a ser denso, está bastante trabajado. No solo hay conversaciones ambiguas, sino que también surgen gratas reflexiones sobre la vida y la forma de ver el mundo. Lo mejor es que, debido a la sorprendente conexión que hay entre los actores, los diálogos fluyen con naturalidad. Aun así, se retrata a unos individuos que son egoístas y que no muestran ningún tipo de remordimiento, a pesar de que saben que lo que hacen está mal.

Esta romantización de las relaciones extramatrimoniales muestran de una forma fantasiosa que embriagarse de un amor efímero es, en principio, buena idea. Aunque como bien dice el título, no todo es para siempre. Lo que hace que estas aventuras sean tan especiales y extraordinarias es que no pueden alargarse mucho en el tiempo. Al final siempre hay que tomar una decisión.

Firma: Laia Varo