Este niño necesita aire fresco

Carlone Link –que ganó el Óscar en 2002 con la autobiografía de Stefanie Zweig, En un lugar de África (2001)– dirige ahora esta adaptación de la novela de Hape Kerkeling sobre su infancia.

Tal y como cuenta en sus memorias, sus primeros años estuvieron marcados por el humor; desde niño le gustaba hacer reír a los demás, imitar a los vecinos y convertirse en la diversión de las veladas familiares. La cinta está llena de momentos cotidianos, divertidos, familiares que Link cuenta con una increíble naturalidad.

Sin embargo, al mismo tiempo, esa necesidad de Hape de hacer el payaso respondía a experiencias dolorosas y traumáticas. Su madre sufría episodios de depresión profunda y lo más difícil era hacerla sonreír. Sus divertidas parodias en casa y en el colegio trataban de ser una válvula de escape antes y tras la muerte de su madre, algo que le marcó profundamente.

La ambientación de la Alemania de los años 60-70 está muy cuidada, así como esa vida en el campo por contraposición a la vida de ciudad. La dirección de actores es excelente. Especialmente Luise Heyer borda el relato de la depresión en el papel de la madre de Hape.

Este niño necesita aire fresco hace honor al título de la cinta. Es una historia, dura, real, pero llena de aire fresco donde se pone en valor la importancia de la familia, de los abuelos, de los tíos, de la alegría, del cariño y del perdón. Una cinta llena de sonrisas –muchas sonrisas– y lágrimas que tocan el corazón.

Firma: Llorenç Ramis