Fast & Furious: Hobbs & Shaw

Fast & Furious: Hobbs & Shaw aprovecha la ya exitosa fórmula de Marvel: acción frenética aderezada con constantes momentos cómicos. Y mencionamos a propósito a Marvel porque es curioso cómo esta nueva entrega de la saga ofrece una buena ración de peleas y fuerza sobrenaturales, aún sin contar con superhéroes.

Básicamente, esta expansión de la franquicia nos deleita con puños y fuerza bruta por doquier, relegando a un segundo plano (y, literalmente, a un plano final) unas impresionantes secuencias de persecuciones con turbopropulsores, motos transformer, camiones y helicóptero incluidos. Si bien es cierto que los nostálgicos fans de las carreras y el tunning de Fast & Furious ya estaban avisados por el tráiler de cómo iba a ser esta ampliación de la historia, la primera escena de coches se hace esperar mucho, concretamente no llegará hasta los setenta minutos de metraje.

En resumen, estamos ante un universo menos rápido aunque más furioso y carismático donde se aprovecha al máximo la química entre los protagonistas, se le saca bastante partido a la incorporación de la actriz Vanessa Kirby –una lástima que en el acto final quede relegada, pues hasta entonces demuestra de sobras su potencial– y se nos sorprende con el divertido cameo de un conocido actor (que no desvelaremos para no restarle gracia). Sin embargo, el villano interpretado por Idris Elba, que prometía un carisma equiparable al de Dwayne Johnson y Jason Statham, queda desaprovechado junto a una organización criminal con mucha tecnología pero poca profundidad.

Dicho todo esto, Fast & Furious: Hobbs & Shaw cumple su función de entretenimiento veraniego hasta cierto punto, pues su excesiva duración pasa factura. Aun así, dejará con ganas de ver más de esta extraña pareja.

Firma: Estefanía González