Intemperie

Intemperie es un largometraje para los amantes de los westerns. El film de Benito Zambrano tiene todos los elementos que hicieron del género uno de los más grandes del cine clásico: la frontera, un niño recorre una llanura infinita y árida del desierto extremeño que deberá atravesar si quiere alejarse definitivamente del infierno del que huye; carretas y peligrosos indígenas, un violento capataz emprende su búsqueda como si en ello le fuera la vida; el ganado, en su huída se encuentra con el pequeño rebaño de un pastor que le ofrece todo cuanto tiene para ayudarle; armas, estaciones de tren, emboscadas, pozos, etc.

No obstante, sobre todo, Intemperie contiene el elemento por antonomasia del género: el viaje del héroe, en su huída el niño va conociendo el miedo, el odio, pero también la amistad, la honradez y la lealtad. Su objetivo es llegar a la ciudad y, para ello, deberá demostrar un valor y fortaleza legendaria. En el camino se encuentra con su mentor, un antiguo soldado (Luis Tosar) reconvertido a pastor que le enseñará el verdadero valor de la vida.

La pareja Tosar y el joven Jaime López, que había debutado en Techo y comida junto a Natalia de Molina, funciona a las mil maravillas. Su inmensa química hace que, en los maravillosos diálogos, el adulto le vaya enseñando el valor de la vida humana: “mucho fuego en el corazón llena de humo la cabeza”; hablan del perdón, del cariño a los demás, del respeto a los difuntos. Todas las conversaciones tienen peso existencial.

En resumen, Intemperie es una película inmensa, un western lleno de aventuras y grandes personajes que invitan a pensar y a emocionarse. Ojalá tengamos segunda parte.

Firma: Llorenç Ramis