La gracia de Lucía

Lucía es una madre soltera que se dedica a la topografía, no tiene trabajo fijo y se busca la vida de encargo en encargo para mantener a Rosa, su hija adolescente. Después de aceptar la tarea de evaluar un terreno muy importante, su existencia se complica por completo: se le aparece la Virgen María, que le pide que hable con sus jefes para que en esas tierras se construya una iglesia.

Lo mejor de la película es el personaje principal y las interpretaciones. Alba Rohrwacher consigue hacer creíble la increíble situación en la que se encuentra su personaje: una luchadora que, pese a las dificultades, no se rinde nunca y que se desvive por su hija adolescente, pese a que no valora sus esfuerzos.

Otra virtud de la trama son las conversaciones que Zanasi rueda sin prisa, invirtiendo en sus actores; sin duda, los pilares del relato. Al mismo tiempo, el director no nos muestra en ellas toda la información, tampoco la descubre progresivamente: se protege no explicándolo todo, lo que es un gran acierto. Es especialmente remarcable con qué atención y respeto filma a Lucía ejerciendo de topógrafa, cómo toma las medidas, cómo inspecciona el terreno…

La gracia de Lucía parte de una premisa que rompe completamente con las historias a las que estamos acostumbrados, y tiene el enorme mérito de ser verosímil durante casi todo el metraje. Sin embargo, el punto negativo reside en cómo se desarrolla el clímax y el final. Su defecto es que lleva al extremo la influencia de la Virgen en la historia; algo que resuelve francamente en el último tercio, empañando el resultado final.

Firma: Andreu Arribas