La guerra de los Lulus

En el contexto de la Primera Guerra Mundial, la cámara sigue a cuatro huérfanos que se han quedado solos tras la evacuación de su pueblo. Bajo su mirada inocente, el film navega entre el drama bélico y una historia familiar de amistad y aventuras, sin que quede claro por cuál quiere decantarse.

Yann Samuell logra un gran contraste entre la violencia del campo de batalla –que no ocupa mucho metraje– y la ingenuidad de los niños, cuyos sueños y percepciones casi les impiden darse cuenta de lo que sucede alrededor. El pequeño grupo intenta justificar el cruento conflicto que hay ante sus ojos con lo poco que conocen debido a su corta edad –como, por ejemplo, creer que las bombas caen sobre el orfanato como castigo porque han bebido vino de misa sin permiso–. De este modo, parece que la contienda suceda al margen de sus andanzas. Quizá ese toque de cuento de hadas resulte inverosímil para la audiencia adulta, pero es justo eso lo que aporta el humor y la emotividad de la cinta.

Por el camino, este simpático clan encontrará adultos que logren abrir su corazón y a quienes reconocerán como figuras paternas. No obstante, no todo es fantasía y el espectador puede observar cómo la guerra los obliga a madurar antes de tiempo y la constante pérdida que supone en sus vidas. Pero, al final, este film es una propuesta para el público amplio, con buenas actuaciones –especialmente las infantiles– y un conmovedor relato de lealtad.

Firma: Patricia Amat