La noche de Halloween

John Carpenter realizó en 1978, hace ahora cuarenta años, una película que en su momento supuso un hito en el cine de terror y cimentó, en parte, la incipiente carrera de Jamie Lee Curtis. El éxito estaba garantizado y su tirón aceleró una saga que ha expelido títulos similares cada ciertos Halloweens.

Sin embargo, esta Noche de Halloween de 2108 es la auténtica secuela, en la que la misma actriz, el mismo villano, el mismo creador (esta vez en funciones de productor en vez de director) y la misma música ochentera, es decir, nostálgica, reaparecen exactamente cuatro décadas después. El hecho de que la joven protagonista de antaño sea ahora abuela le da un punto de credibilidad original, que luego el resto del guion se encargará de anular.

David Gordon Green, como director y guionista, se muestra incapaz de generar terror auténtico, ni tan siquiera una mínima intriga que produzca momentos de tensión. Todo el “encanto” del género lo hace recaer en continuos sustos que resultan muy previsibles y que provocan que, a la mitad del metraje, se haya perdido el interés y el aburrimiento empiece a ser más peligroso que la máscara de Myers.

Tampoco la historia en sí engancha demasiado pues se abusa de soluciones fáciles, por lo que todo se muestra totalmente inverosímil incluso para un título de este estilo.

Aunque el saldo resulte negativo, no todo son errores en este proyecto. El personaje de Laurie como abuela-coraje y la interpretación de Jamie Lee Curtis cumplen con creces; y algunas escenas, como la del patio del manicomio o la del autobús, sí que se adecúan a lo que se esperaba de este film. Así que quien no sea especialmente exigente puede pasar un noche de botes y sobresaltos continuos y no sentirse necesariamente estafado.

Firma: Esther Rodríguez