La secta

La secta –título en español de A sacrifice, que al mismo tiempo también se puede conocer con el nombre de Berlin nobody– adapta la novela Tokyo nobody de Nicholas Hogg. Este cambio constante de cabecera es, curiosamente, reflejo de las mismas idas y venidas de un thriller con pretensiones de ser algo más grande, pero que se queda en lo banal.

Sumida en una ambientación grisácea y un tono oscuro, la película tiene un buen arranque que despierta el interés y, sin embargo, no consigue mantener el enganche a causa de un inmemorable desarrollo que concluye con un cierre irregular. Este, además, se desinfla con una sobreexplicación por flashbacks –innecesaria puesto que no aporta mayor información de la que el espectador ha logrado recabar a esas alturas– y una incógnita abierta para una posible, aunque prescindible, hipotética segunda parte.

Esa incapacidad por sostener la atención de la audiencia la llevan a ser una suerte de telefilm sin mayor relevancia más que para acompañar y pasar un rato sin más. Aun así, es cierto que el argumento aborda temas interesantes como la emergencia climática (desde una vertiente catastrofista), el impacto de los traumas pasados o el peligro de cualquier extremismo ideológico. Lástima, por eso, que se tanteen de puntillas y sin más.

Firma: Yoel González