Las buenas intenciones

Las comedias francesas tienen la virtud de conseguir personajes con los que espectador empatiza. A veces, los ama y a veces los odia, pero siempre conecta. En este caso, la protagonista es una mujer de cincuenta años adicta a las causas solidarias, enganchada a hacer el bien a los demás. Isabelle (Agnès Jaoui) da clases de francés para inmigrantes, ayuda en comedores sociales, al mismo tiempo que intenta educar a sus hijos adolescentes. El problema es que las buenas intenciones no bastan y muchas de estas cosas acaban en problemas.

La ventaja de la comedia francesa con respecto a la americana, por ejemplo, es que no tiene miedo a tocar temas políticamente correctos y darles la vuelta. Sin necesidad de caer en chistes fáciles o racistas, plantean el humor alrededor de un tipo de persona comprometida con su entorno; la podríamos calificar de progresista y, a partir de ahí, le saben sacar todas sus contradicciones.

Las buenas intenciones es una apuesta llena de humanidad, donde el guion está bien trabado y los actores cumplen con nota en sus papeles de arquetipos. La interpretación de Agnès Jaoui es entrañable y tiene el contrapunto perfecto en el rol de Elke Hammler, una trabajadora social alemana que representa todo lo contrario.

En resumen, estamos ante una comedia amable para pasar un buen rato y que nos puede hacer pensar acerca de las causas solidarias.

Firma: Llorenç Ramis