El adulterio siempre ha tenido un lugar destacado entre los temas preferidos de los guionistas cinematográficos. El posible factor romántico, la indispensable pasión y el juego de engaños y mentiras necesario para mantener la clandestinidad de la relación, son ingredientes demasiados tentadores para un realizador como para dejarlos pasar, a pesar del doloroso drama que los origina y que por supuesto, provocan. Si a esto añadimos el grave aliciente de juntar a un árabe y a una judía en el Jerusalén actual, el conflicto político, religioso y social aporta una dimensión dramática tal que deja como casi amigos a los Capuleto y a los Montesco.
Los hermanos Muayad y Rami Alayan, director y guionista respectivamente de la película, saben sacar partido de este planteamiento y van tejiendo la trama dejando que el hilo de las mentiras, los malentendidos, las acusaciones y los sentimientos verdaderos que se manifiestan paulatinamente, se vaya convirtiendo en una soga que asfixia a los protagonistas, y al espectador.
El tono pausado, acompañado del realismo visual y el costumbrismo de los escenarios, ayudan a que los personajes resulten creíbles, a pesar de estar trazados con pocos matices, de que se nos oculte el comienzo de la aventura y de que sus motivaciones no queden claras a la vista de las circunstancias que les rodean.
Es fácil, sin embargo, verse inmerso en esa tierra donde todo está bajo sospecha, y la presión policial, militar, terrorista, burocrática y corrupta, mafiosa, social o religiosa parecen empujar a tomar decisiones irracionales en un desesperado intento por sentirse vivo y engañosamente libre. Las miradas que los personajes lanzan al muro cuando viajan a su lado es un recordatorio constante de que, hagan lo que hagan, sus elecciones tienen una violenta y omnipresente limitación.
El largometraje intenta que la cuestión política no sea el centro de la acción, mostrándola solo como potenciadora de las dificultades del adulterio, o de cualquier relación humana libre. Puede que también sea la causa de la relación entre Sarah y Saleem, como si su traición matrimonial fuese una reacción ante la opresión que sienten, pero esto queda más confuso al no estar muy bien narrados esos aspectos iniciales. Lo cierto es que, aunque se nota el origen palestino del film, inclinando la culpabilidad hacia el lado israelí, la historia supera el maniqueísmo para poner el acento en el drama humano.
Los informes sobre Sarah y Saleem no es una película fácil. A la dureza de la trama se une una excesiva duración que se rellena con la inclusión de varias y superfluas escenas de sexo explícito y algún flash-back que desconcierta por innecesario. Una pena, porque ninguno de los dos recursos hacía falta: la fuerza del argumento y el pulso del guion aportaban ya toda la tensión y emoción que el relato requería.
Firma: Esther Rodríguez
Director: Muayad Alayan
Guionistas: Rami Musa Alayan
Intérpretes: Adeeb Safadi, Bashar Hassuneh, Hanan Hillo, Ishai Golan, Kamel El Basha, Maisa Abd Elhadi, Sivane Kretchner
Género: Drama
País: Alemania, Holanda, Palestina
Fecha estreno: 13/09/2019
Lenguaje: Vulgar
Sarah es israelí y Saleem árabe. Viven en Jerusalén, ambos están casados, pero mantienen una relación adúltera que se complicará cuando Saleem es detenido y sus encuentros con Sarah pasan a ser sospechosos de traición política.
Título original: The reports on Sarah and Saleem
País: Alemania, Holanda, Palestina
Duración: 127'
Fecha producción: 2018
Distribuidora: La Aventura Audiovisual
Color: Color