Mala persona

Pepe (Arturo Valls) es un hombre que va regalando caridad y bondad a todos los exagerados personajes a su alrededor que se aprovechan de él. Todo cambia cuando le anuncian un fatal diagnóstico que le hace replantearse las cosas. En este punto, el guion de Mala persona comienza a rizar el rizo y la interesante premisa se va haciendo una bola cada vez más grande, más disparatada y más inverosímil.

El deseo de mezclarlo todo con todo, sustentarse en constantes tópicos y recurrir al humor de lo vulgar desembocan en un extraño resultado que deja al espectador tan descolocado como el personaje de Malena Alterio –quien realiza un estupendo trabajo–.

El ritmo ágil de los incesantes acontecimientos hace que Mala persona pueda mantener la atención del público y, por momentos, incluso saque sonrisas con algunos gags. No obstante, al final uno atiende a más de lo mismo: una bomba de relojería que explota y luego busca un arreglo de forma edulcorada. Aunque el mensaje queda claro: no está bien ser mala persona, pero ser bueno tampoco significa que te tomen el pelo.

Firma: Yoel González