Más que nunca

Más que nunca narra una historia compleja de definir. Es una oda a la introspección frente a la muerte. En ella, Vicky Krieps está brillante en la interpretación de una Helène enferma. La cámara la sigue lentamente. Quiere reflejar sus pensamientos e inquietudes que, a veces, se muestran con imágenes y sonidos de agua y pájaros.

El guion se apoya tanto en la maravillosa fotografía de los paisajes como de cada uno de los protagonistas: sus rostros, sus manos, sus miradas, su lenguaje no verbal…

Los personajes masculinos de Gaspard Ulliel como Mathieu y el actor noruego Bjorn Floberg como Bent (el bloguero Mister) acompañan, con una espléndida actuación, a los miedos e inquietudes del personaje de Helène, como dos polos opuestos. Dos planteamientos frente a la muerte: la lucha o la claudicación.

El relato, aunque pretende ser profundo e intimista, deja un mal sabor de boca, quedando flecos sin resolver. Se manifiesta un planteamiento nada trascendente frente a la propia muerte o a la muerte de un ser querido. Sorprende que no haya un repaso a la vida pasada o a un más allá. El dilema se basa solo en no sufrir y no pasarlo mal. Una pena haber perdido una oportunidad así con un reparto y fotografía tan maravillosos.

Además, las dos escenas de sexo son explícitas y, aunque lo que quiere mostrar es importante en el contexto de la trama, no hacía falta tanto detalle ni duración.

Firma: Rosamaria Aguilar