Monstruo

Hirozaku Koreeda regresa con una obra premiada en el reciente Festival de Cannes a mejor guion. Si bien el director japonés no se involucra en la escritura, íntegramente liderada por Yuji Sakamoto, sí que consigue sacar provecho de su intrincado argumento a través de una siempre tierna y respetuosa realización.

Monstruo es un puzzle para montar que reta al espectador a ser paciente, mantenerse activo y, al mismo tiempo, cavilar sobre sus propios juicios prematuros. Cada una de las partes construidas desde distintos puntos de vista –una madre, un profesor y un hijo– se presentan en un orden meditado para que cada uno, en sus butacas, se cuestione los veredictos generados antes de tiempo. Como una matrioska que se va destapando hasta tener la esencia misma y la visión general de los sucesos presentados.

Aunque es cierto que algunos giros o el hermético orden estructurado puede llegar a rozar una cierta manipulación emocional, la sensibilidad de Koreeda por abordar temas adultos, complejos y delicados logra elevar el conjunto. Además, a medida que toda la situación se va destapando en sus distintas capas, la maravillosa música compuesta por Ryūichi Sakamoto invade la escena hasta llegar a conmover.

Al final, la película hace una interesante reflexión sobre el impacto de la mentira y la ocultación, en la que caemos por múltiples razones con mejores o peores intenciones. Esto se plantea sin juzgar, sin señalar, sin lecciones morales –eso es tarea del público–. Con todo, al final la verdad acaba saliendo a la luz y afrontarla desde un primer momento puede llegar a evitar enredos innecesarios y el encuentro de soluciones tempranas a conflictos personales.

Firma: Yoel González