Nos vemos allá arriba

Un aviso: Las secuencias iniciales del film contienen un grado de superlativa violencia bélica, hecho que nos sorprende y al mismo tiempo nos confunde al ver cómo, todavía hoy, como entonces, somos capaces de enfrentarnos con nuestros semejantes en aras de un ideario absurdo y demoledor.

Dicho esto, vayan nuestros plácemes por el realismo y la maestría profesional con que están realizadas dichas escenas, pese a que toda la argumentación, de casi dos horas de la cinta, esté basada en las dramáticas consecuencias de aquella dramática fase.

Siendo fiel a la estructura argumental y partiendo de una honestidad crítica, es de ley puntualizar que todo el desarrollo posterior del film parte de las consecuencias de este bélico inicio; eso sí, con una visión semi-onírica de que los personajes (a pesar del dramatismo argumental) que es más fruto de la imaginación que no de la realidad.

Pero tampoco hay que olvidar que estamos hablando de cine, un cine imaginativo, tremendamente creativo y, por añadidura, circunstancial, con situaciones que se van adueñando del guión (cada secuencia delata más la procedencia literaria del propio Lemaitre).

Algunas situaciones nos retrotraen a brillantes títulos del cine italiano, en los que, como en esta película, se conjugan alternativamente, convirtiendo la temática argumental en una sagaz mezcla que nos subyuga y, al mismo tiempo, nos desilusiona. Pero es cine y nada más que cine.

Nos vemos allá arriba fue distinguida con los siguientes premios Cesar a la mejor fotografía, al mejor director, a la mejor adaptación y diálogos, y al mejor vestuario.

Firma: Joaquín Guitart