Palmeras en la nieve

Basada en la novela de Luz Gabás, Palmeras en la nieve es una superproducción –la inversión es de unos sorprendentes 10 millones de euros– con aires de melodrama (a la española) y preparada como reclamo navideño a todo el que no tenga nada mejor que hacer durante esas fechas.

El guión corre a cargo de Sergio G. Sánchez, responsable de otros como Lo imposible, Spanish movie o El orfanato. La película, ambientada en Guinea, quiere remontarse a la historia de la España colonial de los años 50. El rodaje ha tenido lugar en Colombia, Huesca y Gran Canaria, donde se recrearon los escenarios en paisajes espectaculares.

Las interpretaciones no lo son tanto, con Mario Casas –un poco flojo– que lleva casi todo el peso del film y una Adriana Ugarte al otro lado del relato con pocos recursos (los que le permite el guión). La que destaca por encima de las caras más conocidas, en este intento fallido de Memorias de África, es Berta Vázquez, vista en la serie Vis a Vis.

Los personajes son sosos y casi no evolucionan, dejando cabos sueltos por el camino de este culebrón en el que los conflictos no están especialmente bien tejidos. Además, la idea de las historias cruzadas en el tiempo no queda clara al inicio. Más adelante, la película respira un poco y empieza a sobresalir la cuestión de la convivencia entre razas, pero de manera forzada.

Después de rizar el rizo durante 163 atrevidos minutos de metraje, la trama pierde valor. Pablo Alborán la remata con la composición del tema musical, para acabar de suscitar la lágrima fácil.

Firma: Begoña Arribas