Pequeños milagros en Peckham St.

Las directoras búlgaras Vesela Kazakova y Mina Mileva dirigen por primera vez un largometraje de ficción, alejándose de sus habituales y galardonados documentales. La cinta, que ha recogido premios en el festival internacional de cine de Sofia, el festival de cine de Tarkovsky y el festival de cine internacional de Varsovia, sigue la historia de una arquitecta búlgara y sus intentos de progresar en un país en el que no es bien recibida.

Con este panorama se nos permite observar, durante una hora y media, el día a día de una familia intentando mejorar su situación tanto económica como social, mientras ven cómo sus planes acaban frustrados continuamente por el prejuicio infundado que tiene la gente sobre los ciudadanos de Europa del Este. El gato en la pared, que al mismo tiempo da nombre al film, se convierte en la metáfora que representa la vida de estos seres humanos, atrapadas y sin alternativas, a pesar de que lo único que quieren es ganarse la vida con sus estudios como cualquier otro ciudadano.

En ocasiones, el enfoque que las cineastas imprimen –y que tiene sentido teniendo en cuenta su trayectoria profesional– recuerda a la forma que tiene el documental de explorar un tema social. A pesar de representar con éxito diferentes historias en el multicultural barrio de Peckham, la trama no muestra nada más allá de lo habitual en la vida diaria de una persona en una situación similar a la de Irina.

El público no necesariamente se sentirá identificado con la protagonista. Sin embargo, la naturalidad y humor con la que la actriz la representa ayudan a ver en ella a una vecina o una mujer que resulta familiar, alguien a quien hemos visto antes, aunque no lo podamos identificar.

La película es una ventana a la vida de Irina durante unos días, desde la que un espectador pasivo observa lo que sucede, entretenido, interesado, pero sin despertar grandes pasiones.

Firma: Adriana Navarro