Que la fiesta continúe

En noviembre de 2018, el derrumbe de dos bloques de pisos en la rue d’Aubagne de Marsella provocó la muerte de seis personas y obligó a desalojar a centenares de vecinos. Esta tragedia destapó un problema en relación a la precariedad de las viviendas y, fruto de todo esto, surge Que la fiesta continúe.

Rosa es la protagonista de esta historia: una madre de familia, activista política y enfermera a punto de jubilarse. En el marco de una crisis sanitaria, de vivienda, educativa y de constantes discrepancias políticas, la mujer decide presentarse en la carrera electoral para cambiar las cosas y, paralelamente, vuelve a encontrar el amor. Junto a ella, Robert Guédiguian acompaña a otros miembros de la familia y sus distintas tramas personales: la incomunicación, la identidad, la impotencia de no poder hacer nada ante un conflicto, etc.

A pesar de plantearse como una comedia social, acaba siendo más un drama que, puntualmente, saca alguna sonrisa o utiliza a personajes secundarios como atenuantes. Asimismo, la crónica está plagada de relaciones familiares sanas y ejemplares, que saben dialogar y no crear conflictos agravados innecesariamente. Igualmente, presenta un dulce relato sobre encontrar el amor en la tercera edad.

Sin embargo, es una lástima que Que la fiesta continúe se disperse en los distintos frentes que quiere tocar. Así pues, se convierte en algo difuso, que no acaba de aterrizar y se hace un poco cuesta arriba.

Firma: Yoel González