Radical

Radical es una de estas propuestas conmueven aún más al ser conscientes de que se trata de una historia basada en hechos reales. Así pues, la corrección formal, sin grandes hallazgos ni sugerentes ideas, se ve superada por el trasfondo de la película y el mensaje inspirador que subyace en ella.

Ambientada en un pueblo fronterizo de México, la realidad social de los alumnos se ve afectada por el abandono de los padres, las dificultades económicas y la violencia en las calles. Sin embargo, la película no se ensaña en la crudeza y, pese a la dificultad de ciertas imágenes, tantea con respeto y siempre con una mirada optimista.

En un contexto precario en el que los pequeños son obligados a hacerse mayores antes de tiempo –de ahí que hayan escenas con ciertos temas que pudieran parecer para más adultos– y abandonados por el sistema corrupto, la llegada de Sergio Juárez supone una luz en el camino. Entre momentos cómicos y carismáticos, el maestro se muestra resolutivo para volver a despertar la ilusión y la curiosidad en sus alumnos, mientras deja una colección de mensajes positivos para detenerse a procesar. Sergio es un acompañante más que una figura firme e impositiva; es el ejemplo de profesor vocacional que empuja a sus alumnos a aprender y soñar en grande.

“Aquí todos los días hacemos cosas maravillosas y si llegan tarde se las van a perder” dice Sergio a sus escolares en un momento dado. Y el espectador debería también escucharlo, porque perderse Radical es pasar por alto la oportunidad de una experiencia maravillosa que brinda luz tras su visionado.

Firma: Yoel González