Richard Jewell

A partir del artículo de Marie Brenner, Clint Eastwood dirige este título como homenaje a unos desconocidos, garantes y servidores de la ley que, en circunstancias extremas, puedan ser implicados en temas ajenos a su propia voluntad.

Aún y cuando el asunto en sí es de vital importancia, puesto que el hecho que describe el film puede suceder en cualquier momento, hay que tener en cuenta que la autoría de un hecho tan luctuoso solo puede ser atribuido a una persona con hechos probados hasta la saciedad. Según parece, una reportera dio por supuesto que consiguió la errónea información a cambio de sexo con uno de los investigadores… Insólito.

Tal y como acostumbra en las películas que dirige, Eastwood implica con fuerza a los actores que las interpretan hasta el punto de inyectarles un carácter que encuadra a la perfección en su cometido. En efecto, Paul Walter Hauser, en el rol del guardia Richard Jewell, destaca con un trabajo a todas luces verídico y transmisor de autenticidad. Otro tanto hay que señalar a la actriz Kathy Bates, por su sobriedad manifiesta, como la madre del protagonista.

Todos y cada uno de ellos conjugan, con acierto, profesionalidad y experiencia (adquiridas con su intervención en otras producciones) bajo la dirección de un auténtico profesional del séptimo arte: un Clint Eastwood que, a sus 89 años, todavía ejerce de maestro del cine detrás de una cámara.

Firma: Joaquín Guitart