No son pocos los cineastas que a lo largo de la historia del cine han revisado su infancia a través de sus filmografía. John Ford en How green was my valley (1941), François Truffaut en Les quatre cents coups (1959) o Ingmar Bergman en Fanny och Alexander (1983) son algunos de ellos. Ahora le ha llegado el turno a Alfonso Cuarón con Roma (2018), la ganadora del León de Oro de Venecia y la cinta que le ha hecho volver a rodar a su natal México, donde no trabajaba desde Y tu mamá también (2001).
La secuencia de apertura suele alertar al espectador anticipándole lo que le espera. Roma, el octavo largometraje de Alfonso Cuarón (Hijos de los hombres, Gravity), presenta un comienzo en el que el director muestra sus cartas: nos sumerge viendo cómo una sirvienta friega con agua el suelo, pero solo vemos el suelo y el agua, en primer plano. Cuarón solo dedicará primeros planos a dos cosas: al agua y al coche del padre de la familia. En esta línea, en toda la trama hay un sentido claro a la hora de trabajar el espacio: la mayoría de planos de la película son largos, por eso cuando hay un primer plano se trata de una decisión motivada. Esto tiene efecto en el espectador porque se han respetado, en todo momento, las distancias entre los personajes y la cámara.
Roma se centra en su propio proceso de contar la historia de Sofía y de Cleo. No se obsesiona por acabar las secuencias, por cortar los planos, por terminar los movimientos de los personajes, que se mueven generosamente por todo encuadre; deja que la película fluya, como el agua que abre el film, como si cada plano tuviese que definir a la película en su totalidad, tratando con un respeto infinito cada abrazo, cada beso o el despertar de los niños por las sirvientas.
Como ya he comentado, el agua sale en varias ocasiones y siempre con la misma finalidad, la de limpiar. En un momento dado, graniza, no llueve, pues los personajes, en ese preciso instante, no están listos para ello. Hacia el final de la película, con Truffaut en la mirada, se culminará esta idea quedando ensamblada perfectamente con el inicio.
Roma es la historia de dos mujeres, una madre de familia y su sirvienta; ambas se verán abandonadas a su suerte, con distintas circunstancias. Las dos lucharán por seguir adelante con la máxima de esta película, sin duda de las mejores del año: el milagro es tener fuerza de voluntad.
Firma: Andreu Arribas
Director: Alfonso Cuarón
Guionistas: Alfonso Cuarón
Intérpretes: Diego Cortina, Marco Graf, Marina de Tavira, Yalitza Aparicio
Género: Drama
País: EE.UU., Méjico
Fecha estreno: 05/12/2018
Lenguaje: Coloquial
Son los años setenta. En la colonia Roma, ubicada cerca del centro de la ciudad, en Ciudad de México, vive una familia de la alta burguesía formada por la Señora Sofía, su marido médico y sus cuatro hijos. En un segundo plano está Cleo, una joven criada indígena que junto con Adela son las principales responsables del cuidado de los cuatro niños de la casa.
Cleo es la primera en levantarse por las mañanas para despertar a los niños y la última en irse a la cama después de limpiarlo todo, mientras sus patrones desgastan su relación con discusiones a puerta cerrada. Su armónica vida se verá trastocada por acontecimientos privados y públicos.
Título original: Roma
País: EE.UU., Méjico
Duración: 135'
Fecha producción: 2018
Distribuidora: Netflix
Color: B/N