Queda confirmado que Terrence Malick y la mayoría de sus películas constituyen un género en sí mismo. Continuando con la línea que emprendió con El árbol de la vida y ha seguido con To the wonder o Knights of cups, el realizador estadounidense aprovecha una historia de ficción para desarrollar una suerte de ensayo en el que reflexionar sobre algunos temas de calado. El hecho de contar con un elenco conocido y haberse labrado cierta aura de autor de culto facilita que, con mayor o menor retraso, sus peculiares propuestas consigan colarse en las pantallas de todo el mundo.
En Song to song, como se podía intuir por el título, se centra en el caótico ambiente de la música pop/rock, en sus conciertos eternos, multitudinarios y desenfrenados y en las ambiciones, trampas e ilusiones de la gente que se dedica a ello, para usarlo como una plataforma sobre la que asentar sus personalísimas reflexiones.
Por lógica, la interpretación de las millares de imágenes y voces en off que rellenan las más de dos horas de film es compleja y seguramente errónea: bien por incapacidad del espectador, bien por la intención de Malick de ignorar el desconcierto del público o, más benévolamente, de dejar que cada uno realice la lectura que el relato le sugiera. Dejando claro de antemano que a la que suscribe no le fascina especialmente este juego, intentaré hacer algún comentario equilibrado ciñéndome a lo que se despliega en la pantalla.
Song to song es un relato de búsqueda; de la búsqueda innata en todo ser humano. Anhelos de felicidad y estabilidad, de dar forma a sus sueños y de sentirse acogidos y queridos. Ese deseo primigenio Malick lo describe mostrando a los protagonistas en actitudes más propias, en parte, de bebés balbuceantes. Todo lo tocan y lo tantean reaccionando al contacto como si tuviesen menos de tres meses y aún no hubiesen perdido el reflejo palmar. Pero son adultos, y el desajuste de edad convierte la metáfora en una triste ristra de secuencias de una sensualidad obsesiva, donde los personajes buscan la estabilidad y el amor, a ciegas, mientras se retuercen en un laberinto de traiciones, mentiras e infidelidades.
Ocasionalmente, consiguen elevar la mirada y, aupados en los angulares que tanto gustan al cineasta, quedan fascinados con paisajes límpidos o vitalistas juegos de niños. Se advierte la nostalgia de una infancia en familia donde, quizá, se veía posible la felicidad y el bien. Se trata de un recuerdo intuido en esa luz que, entre orgías lésbicas y juegos sexuales, se cuela a través de las persianas o entre los dedos de los alelados protagonistas.
Es innegable el efecto hipnótico de todas las escenas. Cuenta con la fotografía impecable de Emmanuel Lubezki, habitual colaborador de Malick para esos menesteres, la música combinada del pop y los clásicos y, sobre todo, la complicidad y docilidad de los actores (no está mal el elenco: Ryan Gosling, Michael Fassbender, Val Kilmer, Cate Blanchett, Iggy Pop…) que entran al trapo y saben seguir el difícil juego que les pide el director.
Uno de los personajes dice en un momento: “no pensé que hubiera caído tan bajo”… Lamentablemente, no es que cayera, es que Malick nunca le dejó levantarse.
Firma: Esther Rodríguez
Director: Terrence Malick
Guionistas: Terrence Malick
Intérpretes: Cate Blanchett, Michael Fassbender, Natalie Portman, Rooney Mara, Ryan Gosling, Val Kilmer
País: EE.UU.
Fecha estreno: 25/09/2020
Lenguaje:
Faye y BV son una pareja de compositores que buscan el éxito al igual que Cook, un productor musical, y su novia Rhonda. Entre ellos se forman dos triángulos amorosos que se mueven entre la obsesión y la traición en el universo musical.
Título original: Song to song
País: EE.UU.
Duración: 129'
Fecha producción: 2017
Distribuidora: Avalon
Color: Color