Stubby, un héroe muy especial

Esta película es una gran sorpresa, emocionante, agradable e incluso educativa en el aspecto más entretenido y positivo del término.

Muy pocas veces hemos visto en las pantallas de cine una historia real en animación desde que la informática revolucionase el género y, menos aún, orientada al público infantil. La aventura de este perro y sus «compañeros» de cuartel es un valioso testimonio de una época muy poco tratada en el cine, la Primera Guerra Mundial, de sus protagonistas casi siempre anónimos (o sepultados en el anonimato por otras famas más superfluas) y de la universal capacidad del ser humano para sacar algo bueno incluso entre las circunstancias más adversas o dramáticas. Es un canto, además, a la buena relación entre las naciones, a la aceptación de los diferentes y a la armonía que sería deseable que imperase entre hombres y animales.

Como no podría ser de otro modo, el diseño de Stubby es de lo más logrado del film. Con un dibujo muy sencillo consiguen una fascinante expresividad sin necesidad de que hacer que el perro hable o tenga rasgos antropomórficos. Es cierto que, a su lado, el resto de personajes y paisajes resultan algo pobres pero aún así la imagen convence y el mensaje cala.

Es de agradecer, y esto también es una sorpresa, que Stubby, un héroe muy especial trate con respeto y seriedad a los niños haciéndoles ver la parte dolorosa, pero real, de la vida: la guerra y el dolor y la muerte que causa. Y les respeta, también, mostrando esta realidad de un modo delicado que no necesita (para lograr su objetivo) ahondar en lo sangriento o en la violencia explícita. Una lección de historia para niños y adultos, que nunca está de más.

Firma: Esther Rodríguez