The farewell

Lulu Wang estrena su segundo largometraje y el primero que llega a España. Con el aval del premio del público en el Festival Sundance 2019, el espectador se encuentra con un argumento inspirado en un acontecimiento de la vida de la cineasta.

Todo esto no son más que datos, en realidad neutros. No obstante, The farewell es una interesantísima película que navega entre emociones y valores dorsales para la identidad y supervivencia. Y lo hace con una sencillez pasmosa y desbordante, pero intensamente comunicativa y elaborada.

Desde el punto de vista visual, el trabajo con la directora de fotografía, la barcelonesa Anna Franquesa, se convierte en un elemento clave para otorgar el tono preciso entre lo cómico y lo dramático, con una fina ironía enraizada en las afinadas réplicas y dirección de actores.

Por ejemplo, el uso llamativo del fluorescente (por el poder significativo que se le otorga en China a la iluminación) y los colores se compagina con una filosofía del encuadre y las lentes que deja a los personajes una gran capacidad de decir mucho con poco.

Este aspecto de la teatralidad de la figura humana encaja muy bien con la estilizada apuesta de Wang, que consigue algo bien difícil: manejar códigos complejos (como los citados o la elección de la música de Alex Weston a modo de coro griego y el uso de lo kitsch para una arquitectura urbana comunista y capitalista a la vez) con una humildad dramática que llega a emocionar con mucha frecuencia.

Y es que la cineasta de origen chino está relatando, de forma localizada, algo absolutamente universal. El arraigo en la infancia, las relaciones fieles que marcan quién somos y, en consecuencia, nuestra felicidad, siempre unida a la sabiduría de los mayores.

Firma: Lourdes Domingo