Todos los nombres de Dios

Daniel Calparsoro vuelve con otro thriller policíaco. La toma de un rehén tras un atentado en el aeropuerto de Barajas supone el detonante de una historia contada desde varios puntos de vista. Así, se ofrece una mirada amplia ante una situación tan delicada y con tantas aristas.

Todo el reparto se entrega a actuaciones que construyen un pilar firme para la película y mantienen el interés en cada una de esas perspectivas que se van entrelazando. Sobre todo, los dos grandes protagonistas, un Luis Tosar en el papel del taxista rehén y una contundente Inma Cuesta, lideran en lo interpretativo y retienen la atención del espectador.

Por su lado, la dirección no parece aportar nada de nuevo en cuanto a la puesta en escena. Aquellas decisiones que aparentan atisbar un enfoque menos recurrente, acaban siendo desaprovechadas y no se profundiza en ellas. Así, se acaba cayendo en una música que subraya toda emoción y unos movimientos de cámara que, en busca de una supuesta tensión, marean y huyen de toda sugerencia. Aun así, consiguen cierta efectividad ocasionalmente.

Sin embargo, el mayor inconveniente aparece en los momentos finales con resoluciones inverosímiles, precipitadas y –aunque intenta lo contrario– anticlimáticas. De esta manera, el film decae y deja un sabor agridulce. Pese a la tentativa constante por sugerir temas como la unión familiar, el perdón o el duelo, esas pequeñas determinaciones conclusivas hacen venirse abajo a un conjunto que, a pesar de haber estado insistentemente recalcado, se mantenía encauzado hasta entonces. Con todo, para aquellos que busquen una propuesta para pasar el rato, aquí pueden encontrar una opción a tener en cuenta.

Firma: Yoel González