La madurez es un grado que habitualmente se obtiene con la edad. Por eso, cuando nos encontramos una película con la contundencia de continente y contenido de Viaje al cuarto de una madre y confirmamos la juventud de su creadora, nos planteamos que es la riqueza interior y la sensibilidad artística la que consigue obtener dicho grado y no el mero paso del tiempo.
Celia Rico firma un trabajo impecable. Un sorprendente y minimalista espectáculo repleto de emociones sobrias y reales, en el que el espectador se ve sutilmente sumergido en la universal y multiforme relación de una madre y una hija.
Nada sobra y nada falta en este “viaje” entre las habitaciones de la vivienda, las conversaciones laborales, la estabilidad y el riesgo, la presencia y el adiós, la muerte y la vida, el presente y el futuro, y el pasado que se atrinchera en el fondo de un armario. La cotidianidad de la trama adquiere carta de épica y, cuanto más normal parece lo que nos cuenta, más grandeza alcanza en la pantalla y entre las butacas de la sala.
La riqueza fílmica de Celia Rico le lleva a dominar el uso del plano fijo (todos lo son) impidiendo que el espectador se distraiga un solo segundo de los personajes principales. A través de los limpios encuadres se atisban los numerosos objetos de atrezo que cargan con la otra parte del argumento que no se cuenta con palabras o con los gestos de los actores: camisas, paquetes de comida, pelos en el cepillo, la cafetera nueva, o el brasero siniestrado. Y las puertas, por supuesto, que dan paso a otra estancia pero están siempre abiertas, como un símbolo vivo del equilibrio entre la intimidad y el respeto que preside en toda relación.
Mediante estas contenidas aunque poderosas imágenes, Celia Rico nos muestra esta historia mínima plena de detalles de cariño y paciencia, de aceptación y también de renuncias (que no son más que la reafirmación de un querer y marcan la dinámica del amor).
Y, lógicamente, este viaje concluye con éxito gracias a la indescriptible interpretación de Lola Dueñas y Anna Castillo, quienes vuelcan en el espectador toda la hondura y los matices de Leonor y Estrella. Ambas llenan la pantalla y se retroalimentan con eficacia en la actuación de su compañera hasta el punto de que las mejores escenas del film son aquellas que comparten. Por eso, cuando aparecen solas, añoramos y sentimos la presencia de la otra, del mismo modo que una madre siempre muestra, de alguna manera, el amor referencial de una hija.
Firma: Esther Rodríguez
Director: Celia Rico
Guionistas: Celia Rico
Intérpretes: Adelfa Calvo, Anna Castillo, Lola Dueñas, Marisol Membrillo, Pedro Casablanc
Género: Drama
País: España
Fecha estreno: 05/10/2018
Lenguaje: Coloquial
Leonor vive con Estrella, su madre viuda, en una pequeña población. Ante la dificultad para encontrar trabajo tiene el propósito de irse a Londres para aprender inglés. Esta decisión supondrá un nuevo cambio para Leonor, que aun debe superar la muerte de su marido.
Título original: Viaje al cuarto de una madre
País: España
Duración: 94'
Fecha producción: 2018
Distribuidora: Alfa Pictures
Color: Color