El faro de las orcas

A partir de la historia real de Roberto Bubas y del libro (Agustín corazón abierto) que él mismo escribió, Gerardo Olivares, Lucía Puenzo y Sallua Sehk han elaborado un relato de esos en los que hay que entrar sin prisas ni prejuicios.

Olivares es un director habituado a mezclar la ficción con la realidad, en un contexto documental y muy pegado a la naturaleza. Así lo ha demostrado en títulos como La gran final o Entrelobos, por poner un par de ejemplos. Ahora, hace lo mismo en los paisajes de Península Valdés (en la Patagonia) y de Fuerteventura (donde se localizó parte del rodaje).

Es verdad que El faro de las orcas pretende contar varias historias en poco tiempo: la crisis personal y profesional de Beto, la familiar de Lola, el autismo de Tristán y la nueva relación entre los dos adultos.

Sin embargo, al poner empeño en la parte visual (que supone la parte más grande del film y a la que se dedican los mejores planos) y al no intentar salirse del canon que otras películas nos han marcado sobre los efectos de un entorno natural de por sí romántico y con capacidad de sanar heridas no visibles, el espectador no se siente decepcionado.

Maribel Verdú, Joaquín Furriel y el resto del reparto se dejan envolver por el espacio y, a pesar de lo poco misterioso de sus personajes (aunque se intente lo contrario), permiten que el guion trace los recovecos necesarios para dejar algo de drama y emoción que experimentar.

Firma: Lourdes Domingo