El sistema solar

La cena de Nochebuena se convierte, para una familia que lleva tiempo sin reunirse, en una sesión de reproches y revelaciones, narrada de modo abrupto y sin convicción. Es una lástima pues hay elementos que mejor encauzados habrían dado para un relato más empático, creíble y cercano.

Bacha Caravedo y Chinón Hagashionna, tras su ópera prima Perro guardián en 2014, adaptan ahora una obra de teatro de Mariana de Althaus. Esta herencia se nota continuamente por la fuerza que se otorga a la palabra y el poco dinamismo que se le otorga a esa casa en Nochebuena.

Se aprovechan algunos recursos para trabajar los conflictos, como las referencias y usos de los objetos referentes a tradiciones familiares, culturales y religiosas. Sin embargo, no resultan suficientes. El protagonismo se lo lleva la verborrea en forma de reproches que se contraponen, a modo de montaña rusa muy forzada, a la emoción que se intenta suscitar en la siguiente escena. Reproche – calma, revelación intensa – reposo y llanto es la cadena que se presenta poco verosímil en unos cuantos momentos.

De hecho, se tiene la sensación de que el espectador debe quedar a la espera de que a los personajes les apetezca seguir explicando conflictos y sacar conejos de la chistera para seguir provocando clímax supuestamente graves: como familias rotas de padres ausentes, crisis de salud psíquica y física, confusiones acerca de los relojes biológicos imperativos a cualquier coste y medios convertidos en fines.

Es una lástima pues hay rasgos que mejor encauzados, en un contexto como esa noche de obligada reunión familiar, habrían dado para un relato más empático, creíble y cercano.

Firma: Lourdes Domingo