La fiesta de las salchichas

Decir que tras la historia están los guionistas (y también actores) de supuestas comedias como Supersalidos, Superfumados, The interview o Los tres reyes malos es una alerta significativa. Y decir que lo que ofrecían esas producciones se encuentra en dosis generosas en La fiesta de las salchichas es una alerta definitiva.

Este subproducto confía en el humor más cafre y burdo para esconder sus grandes carencias. Estamos ante un guion que se atrinchera en la comedia de destape para lanzar otros supuestos mensajes irreverentes que ridiculizan a creencias y creyentes; a los que dibuja, sin complejidades, como fideístas y a los que califica, sin diálogo posible ni beneficio de la duda, de estúpidos.

La continua analogía entre la anatomía de los alimentos y la sexualidad física ayuda a calibrar el alcance del ingenio y creatividad de estos “cineastas”, que mezclan el histrionismo de Bob Esponja y la iconoclasia de South Park sin entusiasmo ni originalidad y con un tono enfermizo.

Firma: Lourdes Domingo