No respires

Segundo largometraje del director uruguayo Fede Álvarez también dentro del género de terror. Tras Posesión infernal, Álvarez apuesta por un film que bascula entre el terror y el thriller, transmitiendo una agresiva sensación de angustia que los sustos frecuentes y sorpresivos no consiguen atenuar.

El guion que firma junto a Rodo Sayagues, su habitual colaborador, equilibra y dosifica con eficacia la violencia, la tensión y las sorpresas, de modo que el espectador no tiene un segundo de respiro (hasta un rato largo después de terminar la película).

Las técnicas no son innovadoras pues, como es habitual en el género, utilizan los planos cerrados y los primeros planos para ocultar al público la llegada del peligro y que, así, el impacto sea total. Los espacios herméticos y laberínticos, oscuros y decadentes y la música (o la falta de ella), también corresponden al manual del género, al igual que las soluciones inverosímiles y los diálogos superfluos y absurdos. Sin embargo, Álvarez los combina con eficacia aprovechando, sobre todo, la determinante banda sonora del español Roque Baños y los bruscos silencios en los que el espectador entiende el título del film y, lo que es mejor (o peor), se da por aludido.

No respires tiene una gran carga de violencia. De hecho, en algún momento tiende a rozar lo gore con indicios (infundados) de snuff. Pero esos tópicos del género no empañan los logros de la película, que tiene algunos momentos de especial calidad u originalidad, como la escena del sótano a oscuras con las inquietantes pupilas de los protagonistas en negro, en contraste con las blancas y ya de por sí terroríficas del hombre ciego.

Álvarez y su equipo cumplen con creces lo esperado y dan oxígeno a un género que tiene más público del que parece y que cae habitualmente en demasiados excesos.

Firma: Esther Rodríguez