Red state

Kevin Smith, conocido director, actor e icono de eterno iconoclasta, se adentra en el género del thriller-terror con soflama de retrato sociológico. Parcialmente inspirada en algunos trazos del radical Fred Phelps, la película aprovecha esos verídicos vínculos con la realidad para intentar desatar el terror en el espectador y criticar, de paso, el concepto general de creencia. Quizá funcione en un primer nivel de pirotecnia, pero en su conjunto el guión no consigue urdir algo que trascienda el impacto de una caracterización de radicales de semejante índole.

Por otra parte, Smith tampoco consigue un guión capaz de explicar cosas por sí mismo y no apegarse a dar datos y datos a través de conversaciones, en clase o por teléfono, que acaban sonando algo artificiosas. En la dirección, el director de New Jersey se pierde en una realización que varía e imprime tonos distintos a las diversas partes del film de modo poco proporcionado. Con esto, queda una estructura descompensada que, además, en ningún momento, pretende que el espectador empatice a largo plazo con algún personaje. A veces, algunas secuencias se dilatan en el tiempo con intenciones de explicar con detalle el funcionamiento ideológico de la secta, pero su valor dramático no va más allá del efectismo.

Smith golpea con balas y gritos, abunda en una visión desesperanzada de las instituciones civiles y se queda en intento de crear marca y subgénero de terror-denuncia.

Firma: Lourdes Domingo