The Beatles: eight days a week

No importa en qué época hayas nacido, Los Beatles fueron, son y serán mundialmente conocidos. Si quieres descubrir el lugar de sus inicios (The Cavern Club) basta con que vayas a Liverpool, la cuna de una de las mejores bandas de música de la historia.

Ron Howard (Una mente maravillosa, En el corazón del mar) nos ofrece, en su segundo largometraje documental (tras Made in America de 2013), una pincelada amable sobre uno de los históricos momentos de estos cuatro chicos con corte de pelo a lo tazón. Howard no intenta abordar toda su trayectoria, ya que en dos horas de metraje es algo imposible.

El fenómeno fan de Los Beatles fue un acontecimiento sin precedentes que marcó tanto el momento como a los jóvenes que lo provocaron. Además de exponer la locura desatada –sobre todo en las adolescentes– y el alcance de su éxito, Howard se ha querido acercar de una forma positiva e intimista a la personalidad, relación y experiencias que Paul, Ringo, John y George vivieron durante su rápido salto a la fama.

Algunos pensarán que peca de amable. Sin embargo, la intención del director no es la de mostrar la parte más oscura de su vida; por nombrar de alguna forma a esa otra parte. Al mismo tiempo, esto no implica que deje de lado las menciones a sus momentos difíciles, sobre todo en su última etapa de giras. Con ello, Howard revela la madurez que les hizo adaptarse a los cambios socioculturales con los que los cuatro iban de la mano. De este modo, se centra en unos «personajes» que son humanos y que crecen, y con ellos la evolución de su música y lo que quieren transmitir al interpretarla.

El metraje de conciertos, ruedas de prensa, entrevistas y giras compone un film de dos horas y media (los últimos treinta minutos son un concierto remasterizado que sólo estará disponible en los cines). Se trata de una historia que ya conocemos pero que, sin lugar a dudas, disfrutarán los fans acérrimos y aquellos a quienes les chifle su música, pese a que no les haya pillado en su época.

Firma: Elena Mira Jarillo