Un lugar para soñar

Basada en el libro autobiográfico del propio Benjamin Mee, la película es una de las apuestas más familiares para esta Navidad y para cualquier época del año. Cameron Crowe consigue su film más blanco, sin dejar el tono nostálgico de Casi famosos, el exultante de Jerry Maguire y el tema de cómo se sobrelleva el duelo de Elizabethtown.

No hay nada sorpresivo en cómo evolucionan las tramas, ni siquiera Crowe esconde cierta tendencia a regodearse en excesos sentimentales o en un uso muy complaciente y fácil del escapismo fantástico, que utiliza para evocar recuerdos de manera muy evidente. Ahí tanto él como Aline Brosh McKenna, buscan el guiño rápido a la audiencia de grandes salas.

Sin embargo, la autora de grandes éxitos comerciales de la comedia romántica reciente, con cierta crítica social (Hasta que la ley nos separe, El diablo viste de Prada, 27 vestidos, Morning Glory, Tentanción en Manhattan), sabe presentar los conflictos con breves trazos muy bien conectados con la caracterización de personajes. Esto y una gran habilidad para trazar diálogos naturales, ágiles pero dramáticamente expresivos, mejoran el conjunto de la película y lo hacen más soportable para un público adulto.

No hay una gran profundidad al perfilar las soluciones a algo tan difícil como la pérdida de un ser muy querido. Crowe y Aline tampoco parecen pretenderlo. Sin embargo, las reacciones y dinámicas que se establecen entre los familiares y amigos tras un hecho doloso, sobre todo entre el padre y los dos hijos de edades y caracteres tan distintos, tienen un dibujo fresco y real.

Firma: Lourdes Domingo

Extras DVD:

• Audio: español, inglés
• Subtítulos: español, inglés para sordos, danés, finés, noruego, sueco
• ¡Es un zoo!