Yves Saint Laurent

Mucha expectación causa el diseñador francés nacido en Argelia. Este año su vida se ha llevado al cine por partida doble. Esta versión, Yves Saint Laurent, se ha calificado como la “oficial”, a la que su compañero Pierre Bergé ha dado el beneplácito y ha cedido material para otorgar autenticidad al conjunto.

La otra película, Saint Laurent, dicen que es menos complaciente e incide más en su estilo de vida lleno de excesos y adicciones, con los que intentaba narcotizar su condición de maniaco depresivo. Sin embargo, la versión que nos ocupa tampoco obvia las continuas infidelidades mutuas de la pareja, las noches locas de sexo y rock & roll de Yves con sus amigos de la moda y sus subidas y bajadas de ánimo. A pesar de este contexto, la película no cae en el exhibicionismo cansino, sino más bien opta por un estilo elegante y glamuroso.

El guión se basa en la biografía del diseñador, de título homónimo a la película, escrita por la periodista de moda Laurence Benaïm. No obstante, a medida que avanza la metraje, cuando Saint Laurent y Bergé ya han creado su propia casa de moda, la historia pierde fuerza y consistencia. Entonces, parece más una sucesión de momentos de decadencia personal que un retrato en profundidad de la figura del modisto.

Asimismo, muestra de pasada, sin ponerlas en el contexto social y personal, aquellas piezas icónicas con las que revolucionó la moda, como el vestido Mondrian, el esmoquin para la mujer, la safari jacket o los vestidos de novia poco ortodoxos. La prueba es que, después de ver la película, si no se tiene un poco de nociones de la historia de moda, es difícil saber qué aportó exactamente Saint Laurent.

A su favor están unos actores creíbles como alter egos de personajes del fashion business: algunos conocidos por el gran público, como el diseñador Karl Lagerfeld y Pierre Bergé; las modelos Victoire Doutreleau o Betty Catroux o su inseparable amiga Lolou de la Falaise. Asimismo, los vestidos, una cuidada puesta en escena y el glamour que impregna cada uno de los fotogramas hacen Yves Saint Laurent magnífica en las formas.

Firma: Montserrat Bros