
Joaquin Phoenix protagoniza una surrealista película entre la comedia y el terror, con tantos excesos que resulta agotadora. La miseria y la falta de lógica provocan una experiencia incómoda y desagradable.
Joaquin Phoenix protagoniza una surrealista película entre la comedia y el terror, con tantos excesos que resulta agotadora. La miseria y la falta de lógica provocan una experiencia incómoda y desagradable.
Ari Aster disfraza (también con trampa) las fortalezas y debilidades que mostró en su debut con unos vestidos renovados y más luminosos, sin dejar de ser oscuros en su trasfondo.
Un film de terror, con secta satánica de trasfondo, que ofrece una singular construcción de sonido e imagen, pero que es pobre y previsible en lo argumental y temático.