
La reconstrucción de la serie que cambió la historia de la comedia televisiva es una ocasión para que Sorkin nos hable, de nuevo, con todo su estilo propio, del lado más complicado de tener éxito.
La reconstrucción de la serie que cambió la historia de la comedia televisiva es una ocasión para que Sorkin nos hable, de nuevo, con todo su estilo propio, del lado más complicado de tener éxito.
Esta secuela del personaje Borat deja de lado la elaboración densa para presentar una comicidad rápida. El chiste fácil incide en perpetuar un humor del paleolítico, donde domina la mirada masculina.
Una sorprendente ópera prima indie que, junto a un gran trabajo de reparto y de sonido, regalan una propuesta para pasar un agradable rato e incluso recapacitar.
La serie donde los superhéroes son los antihéroes viene bien sellada en lo visual y en su ritmo y, eso sí, marcada por el cinismo y la violencia habitual en las narrativas contemporáneas que quieran dar la vuelta a los mitos.