
La ópera prima de Maggie Gyllenhaal es la introspección de una madre al borde del colapso. Su parte técnica es correcta, pero el guion está tan centrado en el tema principal que acaba dando vueltas en círculo.
La ópera prima de Maggie Gyllenhaal es la introspección de una madre al borde del colapso. Su parte técnica es correcta, pero el guion está tan centrado en el tema principal que acaba dando vueltas en círculo.
La cámara sigue de cerca a tres familias de un mismo edificio, a lo largo de una década, en un emotivo film que combina excelentemente las diversas historias. Sin embargo, el guion es forzado y el tono general amargo.
Aunque cuenta con un reparto y una fotografía sólidos, este largometraje a base de corderos enamora al espectador de gustos oníricos-extraños y deja de lado a una audiencia que espere lo verosímil y congruente.
Zhang Yimou regresa con una propuesta contemplativa y centrada en personajes complejos y con objetivos simples. Aunque tiene un ritmo pausado, esta obra termina siendo una animada celebración del cine.
Michael Keaton es un perfecto protagonista en una biografía correcta sobre el abogado que trabajó el fondo de compensación a las víctimas del 11S. El film plantea cuestiones complejas y cuenta con personajes bien definidos.
Tratar de comprimir una década en una hora fuerza un ritmo acelerado que descuida a los personajes y su contexto. A pesar de ello, estamos ante un film lleno de humor y con unas interesantes conclusiones, que hace pasar un buen rato.
Earwig y la bruja es una decisión arriesgada de Studio Ghibli que pasa sin pena ni gloria debido a la simplicidad de su trama y se sostiene gracias al carisma de la protagonista, muy parecida a otros personajes de la compañía.
La trayectoria de un grupo de personas a lo largo de cuatro décadas refleja de manera conmovedora la importancia del perdón y la amistad. La cinta cuenta con una gran dirección de actores y varios toques muy italianos.
Iannucci lleva a cabo, junto a Blackwell, una atrevida adaptación de la novela de Dickens. Se mueve como un trapecista en el borde de lo transgresor y, a la vez, respeta la obra original es innovador.
La ejemplificación de la corriente de la Ley de la Atracción se convierte, en manos de Andy Tennant, en una propuesta simple. Como drama romántico convencional no trae nada nuevo, y casi tampoco nada viejo.