Entretenida comedia extravagante cuya dirección y guion la salvan de caer en saco roto. En ella, Glenn Powell consigue sacarle todo el jugo a su camaleónico personaje para seguir manteniendo la atención del público.
Casi diez años después, George Miller regresa al mundo de Mad Max con una propuesta visualmente apabullante y con una increíble protagonista. Una precuela que es ejemplo de cine de acción en estado puro.
Una vuelta al más puro cine de entretenimiento donde se tejen a la perfección acción, humor y romance. Una oportunidad de ir al cine a disfrutar de lo lindo.
Un thriller distópico que se siente terroríficamente real. Un retrato político y antibelicista que también se cuestiona sobre los límites morales humanos y, sobre todo, periodísticos.
Una buena comedia con mucha acción, pese a que el argumento es algo confuso y absurdo.
Una ópera prima extremadamente violenta, pero mucho más llena de reflexiones y preocupaciones actuales si se la compara con otras películas del género. Dev Patel destaca en su actuación y su correcta realización.
Pierre Morrel se estampa contra un helicóptero y nos trae una propuesta aburrida y mal hecha. Mucha acción, a veces mareante, y con desastrosos efectos especiales que ni las interpretaciones pueden salvar.
Caos desenfrenado en esta entretenida propuesta de los dos fieros y archiconocidos personajes. Un previsible guion que se sostiene por la acción constante y el nivel visual que estimula al espectador.
Una nueva aventura del famoso Guerrero del Dragón para disfrutar en familia. Sin aportar una historia innovadora, sí que afianza valiosos mensajes para integrar y compartir con el resto.
Una secuela épica que honra a su predecesora, crece en cuanto a magnitud visual y narrativa y ahonda en toda su dimensión temática. Villeneuve dirige una obra cuidada al detalle y con un reparto estelar.