
La película consigue entretener, hacer reír, preocupar e implicar al público, que disfruta de un nuevo despliegue de registros de Christian Bale y de un nuevo paso adelante de Steve Carell desencasillándose definitivamente de su sillón-parodia.
La película consigue entretener, hacer reír, preocupar e implicar al público, que disfruta de un nuevo despliegue de registros de Christian Bale y de un nuevo paso adelante de Steve Carell desencasillándose definitivamente de su sillón-parodia.
Todo el argumento está dirigido a complacer al espectador y a levantar el film como bandera para la comunidad defensora de la ideología de género, y no para profundizar realmente en cuestiones de calado antropológico.
En Los odiosos ocho apenas se puede rastrear algo que sea nuevo en la carrera de este director. Su visión crítica y al mismo tiempo juguetona de la historia y la política y su obsesiva y coreográfica violencia -que logra varios momentos realmente asquerosos y desagradables- no sorprenden.
El guionista y productor estdounidense Brian Helgeland trae un drama biográfico de los hermanos Kray y cuenta con la interpretación de actores como Tom Hardy o Colin Morgan.
Una ópera prima de la galardonada Lucie Borletau que nos conduce por un camino desbocado y contradictorio.
Una disparatada comedia sinsentido que mezcla tópicos y naufraga en lo absurdo, mientras se ocupa de abrir líneas argumentales y combinarlas inconscientemente sin saber hacia dónde llevarán.
Una adaptación del clásico de Lorca donde resaltan los aspectos técnicos y la visión de la directora. Sin embargo, la narración queda en un segundo plano, tratada con menos esmero.
Una prescindible y aburrida adaptación de la novela de Diderot. La suma de un cúmulo de incoherencias narrativas y la carencia de ritmo llevan a convertir al film en una experiencia desconcertante.
Un drama cotidiano sobre un matrimonio a la deriva. La propuesta hiperrealista junto a los reveladores silencios hacen del film un crudo relato sobre el desamor.
El director Lanthimos se estrena en su primer largometraje en inglés con una historia confusa donde establece una forma coherente y un fondo que incomoda y descoloca al espectador.