
Una disparatada adaptación que no sabe conjugar en imágenes cinematográficas el texto teatral del que parte. Aunque el reparto es sólido, sus actuaciones resultan insuficientes para evitar la caída frenética del conjunto.
Una disparatada adaptación que no sabe conjugar en imágenes cinematográficas el texto teatral del que parte. Aunque el reparto es sólido, sus actuaciones resultan insuficientes para evitar la caída frenética del conjunto.
A lo largo de una comida con pocos personajes y escenarios, Martín Cuervo y Guillem Clua exponen una consideración acerca de la familia, las personas mayores y del cuidado que dedicamos a los nuestros.
Pese a que los efectos especiales están logrados y consiguen una buena ambientación, la trama de la típica muñeca poseída es repetitiva y predecible. Además, algunas actuaciones carecen de credibilidad.
Oriol Paulo ha combinado un buen reparto, una maravillosa ambientación y el tono acertado para adaptar de manera efectiva Los renglones torcidos de Dios. Aun con algún defecto, es inquietante y fascinante a la vez.