
Una inmersión en la mente del artista surrealista en un intento por retratar su excentricidad. Coherente con sus formas y aprovechando inteligentes recursos, al final queda una entretenida propuesta.
Una inmersión en la mente del artista surrealista en un intento por retratar su excentricidad. Coherente con sus formas y aprovechando inteligentes recursos, al final queda una entretenida propuesta.
La secuela de Eric Lavaine es una historia simpática con actuaciones naturales y una buena puesta en escena. Es un largometraje sencillo, que no aporta nada nuevo, pero tiene pinceladas de humor originales y divertidas.
Un relato de superación y de sacrificio de un niño bengalí que huye de su país con su padre y llega a Francia para jugar al ajedrez. Aunque el guión está lleno de tópicos, la belleza de la historia original consigue despertar el interés por la película.