
Historia embarrada, narración arbitraria, personajes ponzoñosos y ninguna salida de emergencia.
Historia embarrada, narración arbitraria, personajes ponzoñosos y ninguna salida de emergencia.
Un robo elegante, una fotografía magistral, un planteamiento acertado y un actor veterano hacen que Lupin se convierta en uno de los platos fuertes de Netflix.
Netflix ofrece una serie con marca de la plataforma pero muy adecuada para el momento en que se estrena. Con personajes bienintencionados y una ambientación que desprende ilusión, es una historia para disfrutar.
Una segunda entrega que despega tarde y en la que sobran metraje y algunas historias personales
Los numerosos recursos con los que contaba esta producción para ser solvente hacen que resulte mayor la decepción al no encontrar en ella una historia interesante ni nada por lo que valga la pena invertir tiempo en verla.
Madison Reyes protagoniza este título de Kenny Ortega. Sin ser especialmente novedoso, incorpora todos los elementos para gustar al público adolescente, incluyendo los números musicales.
Gracias a su fuerza de voluntad, capacidad de trabajo y afán de superación Madam C.J. Walker pasa de ser una humilde lavandera a una prestigiosa empresaria preocupada del progreso y la mejora de la mujer afroamericana en una sociedad hostil a su raza y a su condición femenina.
La cara oculta y el rostro visible de The office lideran una nueva comedia, no tan eficaz, que emplea otros recursos visuales y dramáticos para hacer humor y generar cierto suspense en medio de situaciones disparatadas.
La historia se desaprovecha por completo y da como resultado un producto frívolo por momentos en el que abundan, además, las conversaciones sobre sexo. Aún así, cuenta con varios elementos originales.
Un grupo de amigos adolescentes viven una aventura en la isla de Outer Banks. Ligerita serie que podría resumirse en un largometraje de serie B.