Pantallas ¿Cómo influyen en el desarrollo del cerebro de los más pequeños?

La Convención sobre los Derechos del Niño (Artículo 6) establece la importancia del desarrollo cerebral en la primera infancia. Los Estados reconocen el derecho de todo menor a un nivel de vida adecuado para su desarrollo físico, mental, espiritual, moral y social. Pero el uso prematuro y excesivo de las pantallas es un serio peligro para este objetivo. ¿Por qué?

Cerebro y nutrición

Para su buen funcionamiento, el cerebro necesita una nutrición completa y sana, y una buena oxigenación, que se consigue con el deporte y el movimiento. Pero no solo basta que se cuide la salud y la nutrición.

Los datos y la información nos llegan a través de los cinco sentidos: vista, oído, olfato, gusto y tacto. El cerebro necesita de todos los estímulos para ir identificando el nuevo aprendizaje. Si no hay una exposición equilibrada a estos estímulos, no se desarrollarán correctamente las conexiones neuronales necesarias para su crecimiento y para la interacción en un entorno real y físico.

Los enlaces neuronales se producen por medio de la sinapsis entre las neuronas: éstas recogen datos, graban sonidos, sonrisas, gestos, gustos y disgustos. Todo se va grabando en las neuronas gracias a las conexiones sinápticas. Por tanto, el tiempo de uso de pantallas les priva de la maravillosa “grabación” de la realidad.

Pantallas de cero a tres años

Psicólogos, pediatras y pedagogos recomiendan que de cero a tres años los menores no tengan acceso a pantallas. ¿Por qué? Porque es una de las etapas esenciales para su correcto desarrollo cerebral. Es en este momento cuando se pone de manifiesto la formación de la inteligencia, la personalidad y el comportamiento social.

Si el menor conoce a través de una tableta, deja de percibir el olor, tacto, gusto y sonido real de la figura que se le muestra en la pantalla. Como podéis imaginar, es distinto ver la representación de una manzana a tenerla en tus manos, cuando puedes tocarla, olerla e incluso morderla.

Si los adultos utilizamos las pantallas como “chupete emocional” –para tranquilizar al bebé–, provocamos que se encierren en sí mismos y se aíslen de su entorno: voces, risas, caricias, olores. Todo este tiempo invertido en pantallas les resta oportunidades de crecimiento en creatividad, imaginación, movimiento, investigación o gateo, entre otras.

Cerebro y pantallas

Cortisol y dopamina

Cuando estamos frente a una pantalla, nuestro cerebro genera, entre otras sustancias, cortisol y dopamina. El cortisol, también conocido como hormona del estrés, ayuda a la concentración, pero si este se produce en exceso puede generar ansiedad. Por otro lado, la dopamina u hormona del placer nos hace reaccionar ante lo que nos gusta, pero su exceso puede llegar a causar adicciones. El cortisol y la dopamina son buenos y necesarios, pero, en el caso del cerebro infantil, el producido por las pantallas supone siempre un perjuicio.

Pantallas de tres a seis años

En la etapa de Educación Infantil, es recomendable no usarlas más de quince minutos diarios. La pantalla, en la mayoría de los casos, limita los movimientos e imaginación de los más pequeños.

Además, la influencia (no aprendizaje) que un cerebro percibe en imágenes es más fuerte que en las explicaciones verbales. Por tanto, si ve dibujos animados con mucha violencia, se le queda grabado en su cerebro esa acción y la aplicará frente a un caso que se le presente como similar. Esto ocurre por las llamadas neuronas espejo que en estos primeros años son de vital importancia para crear nuestros hábitos.

Importancia del juego

El artículo 31 de la Convención de los Derechos del Niño define el derecho al juego del menor. Jugar es una de las actividades más determinantes para que el ser humano aprenda y desarrolle la capacidad de planificar, organizar, socializar y regular sus emociones. Ayuda en el lenguaje, en las destrezas matemáticas y sociales, a gestionar el autocontrol, la concentración y sentar las bases de una sana autoestima, así como la tolerancia al fracaso. Como vemos, son innumerables los beneficios.

¿Qué ocurre cuando hay un abuso de dispositivos?

  • Desordenes del sueño causado por un exceso de dopamina, que retrasa el momento de dormirse
  • Problemas en la capacidad de atención causados por un exceso de cortisol
  • Aprendizaje tardío por el escaso contacto con la realidad y poco desarrollo de la creatividad ya que nunca llegan a aburrirse
  • Retraso en el habla causado por no oír el lenguaje real
  • Dificultad al mostrar sus sentimientos

Cerebro y pantallas

La solución: Guay-fi

Si estamos comentando que el desarrollo de los niños depende de cómo vayan percibiendo la realidad en estos primeros años y la mayor parte de la realidad la conocen a través de las pantallas, es evidente que nos encontramos ante un grave problema, que no está exento de solución.

Para prevenir todo lo expuesto y para favorecer el desarrollo sano y natural de los menores en sus primeras etapas, proponemos a las escuelas, dentro de nuestro Programa de Educación Audiovisual, una nueva actividad educativa: Guay-fi. Esta iniciativa acerca a padres, madres y educadores un conjunto de actividades variadas para poder llevar a cabo en casa, al aire libre o, incluso, cuando se viaja en coche, sin que tengamos que recurrir al uso de dispositivos móviles o digitales.

A través de Guay-fi, las familias y los centros escolares afrontan un reto tan necesario como fascinante: redescubrir la importancia y la necesidad del juego infantil e inculcarlo entre las nuevas generaciones.

Firma: Rosamaría Aguilar