Buscando un beso a medianoche

Buscando un beso a medianoche es un viaje a la soledad del ser humano y una llamada a la necesidad social de relacionarse con otros seres para compartir experiencias. Sin embargo, el film presenta estos conceptos desde un punto de vista desolador y poco esperanzado. El protagonista no sabe encontrarse a sí mismo en este periodo de melancolía y confía que una desconocida aporte la ilusión que le falta a su vida.
 
La ruptura, el dolor, los secretos, los miedos y el fracaso están presentes durante toda la cinta y, aunque el director no pretenda dar una solución, en esta historia parece evidente que hay sucesos inevitables en la vida con los que hay que lidiar y a los que uno sólo puede enfrentarse en compañía de un desconocido.
 
Es dramático el trasfondo de esta comedia -en la que las relaciones personales cobran tanto protagonismo- que muestra cómo el ser humano puede utilizar y ser utilizado por otros para dar o recibir felicidad. El sexo, la dependencia, la sinceridad, tanto entre las parejas como entre los amigos, son temas que se plantean de forma realista, pero sin la creencia de un proyecto mejor. De esta forma, la película acaba sin dar una respuesta satisfactoria a todas estas cuestiones. Cuando falta honradez y valentía en las relaciones personales, éstas no proporcionan la felicidad esperada. Sin embargo, la película no evidencia ninguno de estos aspectos ya que navega en el universo postmoderno de la desorientación y la perplejidad.
 
Buscando un beso a medianoche, con su filmación en blanco y negro, rescata la fórmula del cine independiente y consigue transmitir al espectador a través de una bella expresividad artística, la naturalidad interpretativa de sus personajes y unos afilados diálogos, el ambiente desolador y crítico de las vidas sin rumbo de los protagonistas.
 
Una buena realización para un producto minoritario, que deja al espectador con un sabor agridulce por la atractiva exposición visual de un tema tan deprimente.