Singular película del maestro del cine iraní Abbas Kiarostami (véase crítica de A través de los olivos), la segunda que llega a España de este autor. Producida, escrita, dirigida y montada por él mismo, tras ocho años de gestación y dos de rodaje, Kiarostami ganó la “Palma de Oro” del Festival de Cannes ’97 con este poema cinematográfico. Realizado con el estilo documental y neorrealista que le caracteriza como cineasta con actores no profesionales y extrema austeridad creadora, este importante filme denota a un filósofo humanista tras la cámara, así como otro avance en la temática que parece interesarle sobremanera: las relaciones entre Cine y Realidad. En este sentido, la utilización de la luz, los paisajes y la sencillez estética conducen a una ética que atrapa al espectador a lo largo del pausado relato. Pero, ante todo, El sabor de las cerezas es una apuesta por la vida. Tomando como punto de partida la posibilidad del suicidio, Abbas Kiarostami reflexiona y hace reflexionar al público intelectual sobre la opción de quitarse la vida como sinónimo de libertad.
Invocando al filósofo Cioran que dijo: “sin la posibilidad del suicidio, hace ya tiempo que yo me hubiera matado”, el realizador iraní manifiesta que “casi todo el mundo ha pensado alguna vez en suicidarse¨. Es el único derecho y la única elección que podemos hacer delante de Dios y la naturaleza. Así como no podemos elegir nuestra nacionalidad, nuestra religión, nuestros padres, nuestra lengua, nuestro color de piel, sí podemos decidir nuestra muerte. La posibilidad de poner un punto final a nuestra vida está onmipresente y al mismo tiempo las estadísticas demuestran que es muy poco utilizada… El film no habla del suicidio; su propósito es recordarnos que la vida existe, a la manera de los poemas de Omar Khayan, que llevan la muerte ante nuestros ojos. Hay que pensar en este momento ?concluye? y hay que vivir”. De ahí el enriquecedor diálogo con el empleado del Museo de Historia Natural, un vitalista que también pensó quitarse la vida como huida de sus problemas cotidianos y descubrió antes el sabor de la cerezas, y le llevó a dar gracias a Dios… Por eso, la simple y diáfana narración, a modo de parábola, acaba con esa oscuridad de los ojos de protagonista aguantada con un largo fundido que no se hace gratuito y el vídeo del mismo rodaje de la película, que cabría interpretar como el triunfo de la creación cinematográfica sobre la propia muerte, si no supiéramos que está prohibida por el Corán la representación del cuerpo humano. Es obvio, pues, que El sabor de las cerezas posee una voluntad de expresión crítica contra el fundamentalismo “No comparto la postura del Islam sobre el suicidio”, dijo también su autor; tanto es así que el Gobierno iraní autorizó la proyección del filme a última hora y que Abbas Kiarostami no sea “un santo de su devoción”. Pero este humanista y poeta de la pantalla está demostrando con primor allende las fronteras que existe el cine de su país. Amor a su patria que manifestó con estas declaraciones: “Los iraníes son hospitalarios y tienen un corazón generoso, cualidades que los acontecimientos políticos enmascaran”. Otras importantes películas iraníes han saltado a las pantallas españolas en la última temporada: El globo blanco (1995), de Jafar Panahi; y Gabbeh (1996), de Mohsen Makhmalbaf, realizadas dentro del intimismo propio de esta emergente cinematografía irslámica.
Firma: Josep Maria Caparrós
Director: Abbas Kiarostami
Guionistas: Abbas Kiarostami
Intérpretes: Abdolrahman Bagheri, Afshin Bakhtiari, Homayoun Ershadi
Género: Drama
País: Irán
Fecha estreno: 11/12/1997
Lenguaje: Coloquial
Teherán, años 90. Badii, un hombre de unos cincuenta años, viaja en su todoterreno por las colinas de las afueras de la capital, con un propósito claro: suicidarse. A tal fin, entrará en contacto con un soldado kurdo, un seminarista afgano y un taxidermista iraní, sucesivamente, para que le entierren. Este último, viejo empleado del Museo de Historia Natural, intentará convencerle de que desista, pero le promete que si decide quitarse la vida, le dará sepultura. El final queda abierto.
Título original: Ta'm e guilas
País: Irán
Duración: 98'
Fecha producción: 1997
Distribuidora: -